«Todo es posible»
Prisca Guadalupe Awiti Alcaraz es una inspiradora muestra de determinación y amor por el deporte. Hija de padre keniano y madre mexicana, siempre ha llevado en su corazón una mezcla de culturas que ha enriquecido su vida y carrera. Desde pequeña, Prisca visitaba frecuentemente León, Guanajuato, ciudad natal de su madre, forjando un profundo vínculo con México que perdura hasta hoy.
Creció en un hogar lleno de amor y apoyo junto a sus cuatro hermanos: Philip, Joshua, Samy y Michael. Desde temprana edad mostró interés por el deporte, iniciando su camino como gimnasta. Sin embargo, fue su hermano Philip quien la inspiró a explorar el mundo del judo. Así, se inscribió junto a sus hermanos en el Enfield Judo Club de Londres, donde comenzó a construir su carrera deportiva.
Decidida a seguir su pasión, estudió psicología del deporte en la Universidad de Bath. En 2017, tomó la valiente decisión de competir por México, el país que tanto significaba para ella y su familia. Su dedicación y esfuerzo pronto dieron frutos, y en poco tiempo, Prisca se destacó en el panorama internacional del judo.
En los Juegos Panamericanos de 2023, Prisca ganó la medalla de bronce, un logro que fue solo el comienzo de una serie de éxitos. En los Campeonatos Panamericanos de Judo, obtuvo medallas de plata en 2021 y 2023, consolidándose como una de las judocas más prometedoras de su categoría.
El año 2023 fue especialmente significativo para ella, ya que se convirtió en la primera mexicana en competir por una medalla mundial, alcanzando un histórico quinto lugar. Su éxito continuó en importantes eventos mundiales, con medallas en el Grand Slam de Tashkent y el Grand Prix de Zagreb en 2023.
El punto culminante de su carrera llegó en los Juegos Olímpicos de París 2024, donde Prisca hizo historia al ganar la medalla de plata en la categoría de -63 kg. Este logro no solo marcó un hito en su carrera, sino que también la convirtió en un símbolo de orgullo y esperanza para México.
Prisca Awiti es más que una atleta; es un ejemplo de perseverancia, amor por sus raíces y dedicación inquebrantable. Su viaje desde Enfield hasta los podios olímpicos es una prueba de que con pasión y esfuerzo, los sueños pueden convertirse en realidad.